domingo, 31 de enero de 2010

HISTORIA - LA DÉCADA DE LOS 70

Al iniciarse esta década, en 1970, la población de Bonavista ha superado largamente los 5.900 habitantes. El ritmo de llegada de inmigrantes se sigue manteniendo alto ante la gran demanda de mano de obra que absorbe el sector de la construcción de nuevo, en pleno auge, gracias a la ampliación y creación de nuevas plantas petroquímicas. Pero esta corriente migratoria se ve superada por otro fenómeno de mayor envergadura: el traslado de familias barraquistas de los márgenes del Río Francolí a los barrios periféricos de la zona oeste de Tarragona. Se calcula que más de la mitad de los afectados por la catástrofe de las inundaciones de octubre del Francolí optaron por trasladarse a los barrios de Bonavista y Torreforta.


En agosto de 1971 el Gobernador Civil y el Arzobispo inauguran la red de alcantarillado, el abastecimiento de aguas y el alumbrado público. Para resaltar el acto el Ayuntamiento había aprobado poco antes el asfaltado de varias calles (6, 7, 8, 9 y 21, parcialmente), que correspondía a la primera fase de pavimentación; la segunda, la auténtica y duradera, no se realizaría hasta ocho años más tarde. Por otro lado, el sector suroeste del barrio (calles 1 y 2) quedó desprovisto del más mínimo servicio público.



El censo oficial de habitantes de Tarragona en 1972 era de 84.791 habitantes; Bonavista había alcanzado los 6.554 e iba en aumento. El Instituto Nacional de. Previsión nombra un médico para el barrio, que se instala a vivir allí. Poco tiempo después, el servicio se ampliará con dos nuevos médicos, aunque seguirán siendo insuficientes dado el crecimiento de la población.


El año en que se empieza a construir la Refinería llegan a Tarragona más de tres mil inmigrantes. Esta segunda gran oleada inmigratoria, que alcanzará hasta 1977, va a superpoblar todavía más los barrios periféricos como Bonavista. Y a pesar de ello, este año, 1973, se caracteriza por la nula inversión pública para resolver la deficitaria infraestructura urbanística. Las páginas del «Diario Español» de Tarragona servirán una vez más para hacer apología de esa, en realidad, inexistente política de atención a los barrios por parte del Ayuntamiento, que ahora se dispone a crear la Tenencia de Alcaldía de Periferia. El problema de la escolarización no se soluciona a pesar de que se crea el Colegio Nacional «Rión Marsal» en La Canonja.


El último domingo de marzo de 1974 se inició una movilización popular espectacular en Bonavista. Ante una subida excesiva del precio del billete del autobús, sin introducir a cambio ninguna mejora en el servicio, la mayoría de los vecinos boicoteó los autobuses durante una semana y media, tiempo en el que permanecieron en el barrio varias Compañías Especiales de la Policía Armada, desplazadas desde Tortosa y La Rioja. La huelga de los autobuses fue dirigida por las organizaciones políticas clandestinas, y por la Asociación de Vecinos. Uno de sus organizadores la resume así: «Lo de los autobuses fue una huelga grande. Se vio la posibilidad de hacerla y se hizo con todas las de la, ley. Se consiguió una rebaja en el precio del billete y la introducción de bonos para varios viajes, lo cual se puede considerar un logro social para aquella época. Pero más que nada, yo creo que la huelga fue con fines de echarle un pulso a las autoridades, de que había un movimiento social a contar con él (...)» De forma paralela se produjeron otros boicots a los autobuses en el resto de Cataluña, aunque de carácter mucho más parcial, entre los que destacaron el de Sabadell y el de Tarrasa. El resto del año estuvo marcado por la continua movilización de los vecinos en favor de mejoras para el barrio. Al final, el Ayuntamiento elaboró un proyecto de construcción de un edificio con servicios múltiples (escuelas, guardería, dispensario, correos, teléfonos...) que nunca se llevó a cabo, a pesar de que Bonavista había sobrepasado la cifra de ocho mil habitantes.


En 1975, aunque se acaban de instalar unas aulas prefabricadas en la parte alta del barrio, llamadas popularmente «barracones», siguen habilitándose locales en los bajos puesto que no se absorbe a todo el censo escolar. Mientras tanto, el Centro Social prosigue su labor organizando ahora cursos de promoción profesional para la mujer.


Al producirse la apertura política en 1976 y con el inicio de la transición democrática en España, algunos de los problemas urbanísticos de Bonavista llegan a la prensa de Tarragona con mayor asiduidad. Ahí está la fuerte polémica que surge en el mes de marzo en torno a la subvención del Ayuntamiento al Club Gimnástico, céntrico y privado, en detrimento de inversiones -en los barrios periféricos. En este año se decide la instalación del Ambulatorio en La Canonja, que no se pone en funcionamiento hasta el año siguiente. Esta arbitraria decisión del Instituto Nacional de Previsión frustra los deseos de los vecinos de Bonavista, que habían venido luchando desde hacía seis años por él desde la Asociación. Como ocurriera con anterioridad en el caso -del Colegio Nacional «Rión Marsal», surge de nuevo el agravio comparativo con la población vecina de la Canonja que parece contar siempre con los favores de las autoridades oficiales, aún siendo su demografía mucho menor. Las manifestaciones que se hicieron frente al Ayuntamiento y las sentadas en la Rambla fueron en vano. Incluso durante las Navidades se cantó mucho un curioso villancico satírico que hablaba de estas cuestiones sanitarias. La Guardería Infantil, a cargo de la Caja de Ahorros Provincial, se puso en marcha durante este año. Por otro lado, la reivindicación de una nueva línea de autobuses (vía carretera de Reus) encontró un nuevo y poderoso argumento: la creación del vecino barrio de La Esperanza.


A finales del año 1977, el Ayuntamiento destina una partida de su Presupuesto Extraordinario a la pavimentación de las calles de Bonavista. Al principio se compromete a pagar el 50% de las obras, pero luego da marcha atrás amparándose en una ley de enero del mismo año por la que sólo se ve obligado a pagar un 10%. De todas formas el inicio de las obras todavía tardará en llegar un año, con la consiguiente inflación del presupuesto. Con el aplazamiento consecutivo de las elecciones municipales a nivel estatal por parte del gobierno central, la Federación de Asociaciones de Vecinos de Tarragona lanza la campaña en favor de la dimisión del consistorio, proponiendo una, gestora intermedia. La Asociación de Vecinos de Bonavista está en desacuerdo, argumentando que se les ha de hacer cumplir con los compromisos que tienen contraidos con los barrios. En el terreno de la educación tampoco hay una actuación decidida por parte de los responsables municipales y así se llega a una situación de desescolarización de doscientos niños de preescolar a finales de este año.


La población de Bonavista ha superado ya la cifra de 9.000 habitantes en 1978, siendo la del municipio de Tarragona de 109.969. El consejo de Ministros aprueba en febrero la construcción de un Colegio de EGB de 24 unidades y otro preescolar de 8, que empiezan a construirse a finales de año. En este año se instala también la primera cabina telefónica y se prevé la colocación de un semáforo en el cruce con la carretera de Valencia. Parece ser que el Ayuntamiento quiso, antes de abandonar sus puestos tras las elecciones municipales, contentar a los barrios periféricos lanzándose, con estertores de última hora, a asfaltar las calles de Bonavista y parte de las de Torreforta. Ese intento a toda costa de dejar la ciudad en buenas condiciones de urbanización tan solo se limitaba a ultimar proyectos ya aprobados por anteriores corporaciones. El empeño por enmendarla llegó a los extremos de que se publicó una extensa memoria, a modo de pliego de descargo, en la que se reflejaban todos los logros habidos desde que tomara la posesión de sus cargos municipales en 1974. Al tiempo, se aprovechaba para increpar a los sectores más populares de Tarragona por no haber sabido reconocer y agradecer esta labor. El cinismo, ya se sabe, puede llegar a veces a extremos insospechados.

jueves, 28 de enero de 2010

OPINIÓN - YO ♥ BONAVISTA 30/01/2009

Hola, hoy para ser el primer día, me voy a tomar la libertad de opinar sobre los tres primeros post sobre la historia de nuestro barrio. Y creo que, en nombre de los amigos que formamos este blog, soy de los que más puede opinar. Nací, crecí, viví y ahora mismo, he vuelto a vivir al barrio desde hace años.

A quién pertenecemos, ¿La Canonja o Tarragona?. Pues yo creo que a ninguno de los dos, y esto es en caliente. NUNCA nos han querido, ni unos ni otros. Allá por el 1959 La Canonja empezó a dar licencias de obras para cobrar en su ayuntamiento, pero no nos acogió sobre su territorio, pues fueron esos inmigrantes que venían del sur de la península. Y mientras tanto Tarragona tampoco nos tenía reconocidos.

Gracias a iniciativas privadas, impulsadas por empresas o en su caso mayoritariamente por los propios vecinos , se ponen en marcha el transporte, con las famosas furgonetas, la recogida y tratamiento de basuras, la iglesia (hoy ya no existe) y el colegio. La creación de los depósitos del agua potable en 1969 (aún no estaban finalizados) para abastecer de agua a La Canonja y sobre todo Torreforta, es la primera obra civil por parte del ayuntamiento. Y a través de la Parroquia, la creación de lo que hoy conocemos como la Escuela Juan XXIII, creada a raíz de la cisis local de 1967 al finalizar las obras de construcción del Parque sur, IQA y DOWN.

Más tarde llegaría la creación, en un principio clandestina, de la Asociación de Vecinos, que tanto llegó a luchar por los intereses de los vecinos y del barrio. Pero, de todo eso, ha llovido ya mucho. A día de hoy la AVV casi no existe, y eso significa que nadie lucha ya por el barrio.

Para los más jóvenes, hay que mencionar que Bonavista fue el primer barrio con enseñanza de formación profesional haciendo dura competencia en calidad con lo que en su día llegó a ser los estudios en la Universidad Laboral. Tuvimos de las primeras guarderías de los barrios, una emisora de radio con licencia para emitir, incluso llegamos a tener un canal de Televisión. Hemos llegado a ser tan autosuficientes, que incluso hasta la seguridad en las calles, se llegaron a realizar tras una gran concentración de todos los vecinos ante la incompetencia de las fuerzas de seguridad de Tarragona.

Eran tiempos de lucha, era época de interés por mejorar las cosas. Tiempos en los cuales muchos de nuestros familiares se han ido, dejando su esencia y su lucha por construir un lugar mejor donde vivir nosotros. Un Orgullo, un sentimiento, el de ser “Bonavisteños”.

NOTA: Ya hemos visto el menosprecio de las dos localidades, La Canonja y Tarragona, hacia nuestro barrio, pero aún queda una, la mejor de todas, las de la opinión del hoy Diari de Tarragona. Pero eso es largo y tendido, así que lo dejaremos para otro día.

HISTORIA - EL RECONOCIMIENTO OFICIAL

En cada una de las fuentes públicas que se habían instalado en Bonavista había un cartel en el que paradójicamente podía leerse: «Potabilidad no garantizada». A principios de 1967, el Ayuntamiento de Tarragona aprueba el proyecto de construcción de un depósito de agua para abastecer a los populosos barrios de La Canonja, Bonavista y Torreforta. Si se cita este acontecimiento tan concreto es por dos razones principales. La primera es porque se trata de la primera obra pública que va a repercutir sobre Bonavista, teniendo en cuenta que han tenido que pasar siete años desde su creación. La segunda es porque va a marcar la tónica general en cuanto al tiempo de realización de los proyectos municipales en el barrio, desde que son aprobados hasta su definitiva terminación, que siempre se va a alargar de una forma escandalosa. En el caso del depósito regulador de aguas, a finales de 1969 todavía no se habían finalizado las obras.

La finalización de las obras de construcción de IQA y de Dow Unquinesa, que habían tenido en su momento álgido a más de mil obreros trabajando, deja en situación de desempleo a un buen número de trabajadores de Bonavista. En 1967, en los talleres que bajo la dirección del Centro Parroquial se están construyendo en el barrio (Escuela de Formación Profesional Industrial «Juan XXIII»), se habilita una de las naves para iniciar los cursos del Programa de Promoción Obrera. La situación escolar es de auténtica precariedad, contando tan sólo con varias aulas en la recién inaugurada escuela de la parroquia y con dos salas en malas condiciones y pequeñas: «allí -tal como recuerda una madre- no había ni bancos, nada más que el suelo y las paredes. Aquello era un sótano terrizo, los niños estaban sentados en cartones y en traviesas de esas de hacer la obra. Y allí había ciento y pico de niños metidos y no cabían, unos empaquetados encima de otros, allí se los iba a comer la miseria». Muchos niños seguían acudiendo a las «Escuelas Viejas» de La Canonja y más de doscientos quedaban sin escolarizar, fundamentalmente por la falta de recursos económicos de sus familias.

A mediados de 1968, el Ayuntamiento de Tarragona aprueba el proyecto de distribución de aguas y red de alcantarillado de Bonavista; el comienzo de las obras no tendría lugar hasta un año después. A finales de este año, la mayoría de los vecinos se dirige al Ayuntamiento, mediante un escrito, exigiendo mejoras para el barrio. En él se alude de forma clara a la marginación: «(...) y al no ser escuchados y vernos marginados de los más elementales derechos cívicos, crea en nosotros un estado de desdicha, de desgracia, de infelicidad profunda que si no se le da una solución rápida se caracterizará por un resentimiento contra los causantes de esta situación y por una desconfianza en todo y ante todo lo que sea ajeno al mundo obrero y a los pobres», tal como recoge el «Diario Español» del 31-12-68.

En el año 1969 empieza a cristalizar la formación de grupos organizados dentro del barrio, si bien con intereses diferentes y, a veces, encontrados. Por un lado, la Iglesia consigue su implantación definitiva en el barrio, funcionando ya bajo su tutela directa el Centro de Formación Profesional «Juan XXIII», el Tele-Club e, indirectamente, el Centro de Asistencia Social. La línea de actuación de la institución eclesiástica puede resumirse como bien intencionada, pero absolutamente paternalista. Por otro lado, la Asociación de Vecinos, que venía funcionando informal y clandestinamente desde hacia varios años y que a finales de año, en octubre, logra celebrar su primera Asamblea en la legalidad, representa la línea crítica y reivindicativa.

Mientras tanto, la situación urbanística de Bonavista sigue siendo un caos. Cuando en junio comienzan las obras de alcantarillado, en la edición del día 14 de este mes del «Diario Español», en la pag. 5, el cronista local hace un comentario en el tono más cínico: «Durante estos últimos días en que la lluvia nos ha colmado, transitar por las calles de Bonavista era un martirio. Claro que los vecinos ya están acostumbrados y hasta es posible que cuando se remate la obra de urbanización, haya una pizca de nostalgia por los barrizales que se forman ahora. Sí, es posible».

viernes, 15 de enero de 2010

HISTORIA - EL GRAN CRECIMIENTO

En 1965, con una población siempre en aumento, un grupo de quince vecinos toma conciencia y comienza a presionar al Ayuntamiento de Tarragona, a la empresa Gasol -que detenta la concesión en exclusiva de la línea de autobuses -y a las entidades oficiales, para conseguir unos servicios mínimos. Estas presiones se acompañan de escritos enviados a la prensa. Uno de los frutos de esta lucha sorda, entre clandestina y abierta, es el establecimiento del primer servicio de recogida de basuras, por temor a una epidemia de cólera i En este año, se construye la Iglesia y se gestiona la consecución de unos terrenos para construir un edificio destinado a escuela, pero debido al rápido aumento de la población sigue sin solucionarse el problema de la escolarización.



En 1966 la población de Bonavista ha sobrepasado ya los 3.500 habitantes. El problema del agua se agrava al estropearse una bomba de extracción, instalada de forma provisional para el abastecimiento del barrio. Los vecinos tienen que desplazarse a La Canonja a buscar agua. Al final, se instalan unas fuentes de agua potable -cuatro en total, distribuidas por todo el barrio- por obra no del Ayuntamiento, sino de la empresa AITASA que suministra agua a la petroquímica. Esta compañía accedió a colocar las cuatro fuentes porque sus tuberías pasaban por el barrio. En estas fuentes se formaban largas colas y algunos vecinos las utilizaban para enlazar sus mangueras para la construcción de sus casas, siendo esto la causa de continuas disputas. Como lo cuenta un vecino: «(...)y allí se pasaba uno las horas muertas, esperando su turno..., peleas de mujeres, peleas de hombres. Aquello era el tinglado padre. Yo mismo me iba a buscar el agua a las 12 o 1 de la noche porque si iba a las 3 de la tarde, sabía que no volvía hasta las 8. A lo mejor te tocaba en la cola delante tuyo a un señor con dos bidones de 200 litros, porque el agua aquella la comerciaba. Y tenías que aguantar madera, de una fuente que tiraba tres litros por minuto».


Durante este año, fue tan rápido el crecimiento urbano de Bonavista, que se presionó al Gobernador Civil para que se paralizase de inmediato la venta de solares para construcción, hasta que no quedaran satisfechas las mínimas condiciones de salubridad, pues el barrio amenazaba en convertirse en un peligroso foco de infecciones. El número de viviendas de autoconstrucción había sobrepasado las cuatrocientas y el Gobernador no tuvo más remedio que acceder a estas presiones y así es como, lentamente, se empezaron a realizar algunas obras tendentes a la mejora de las condiciones de vida. A finales de año, el Ayuntamiento toma en consideración el estudio de un Plan de Necesidades Perentorias para el Barrio de Bonavista, basado en los puntos siguientes: plan general de ordenación del abastecimiento de aguas, proyecto de instalación de una central telefónica, establecimiento del servicio de policía municipal, gestión para que los coches de línea llegasen al centro del barrio, mejora del servicio de recogida de basuras, creación de una Alcaldía de Barrio, así como el proyecto de creación de una Asociación de Vecinos y, por último, la instalación del alumbrado público.


El servicio de transporte público de esta época era muy deficiente, lo que contribuía a agravar todavía más la situación de aislamiento de Bonavista. Consistía en una línea privada de autobuses que tenía la concesión en exclusiva del trayecto La Canonja-Tarragona. Su horario se restringía nada más que a doce horas (de nueve de la mañana a nueve de la noche, con una frecuencia de una hora) y no se correspondía en absoluto con las necesidades más primarias: el traslado de los obreros al lugar de trabajo. Había otras formas de transporte como las furgonetas particulares, especialmente utilizadas por las mujeres los jueves para ir al mercado de Tarragona. Las bicicletas y otros vehículos de escaso porte eran otros de los medios muy socorridos, hasta el punto que el Ayuntamiento se propuso, en vano, desviar este pequeño tráfico, particularmente constituido por vecinos de Torreforta y Bonavista, por el entorpecimiento que suponía para el tráfico general de la carretera de Valencia, tratando de rehabilitar el antiguo trazado que corría paralelo.

jueves, 7 de enero de 2010

HISTORIA - EL EMBRIÓN DE BONAVISTA

Empezemos con un poco de nuestra historia, que esto para los más jovenes les puede llegar a ser muy interesante.


El emplazamiento de la partida de Bonavista, perteneciente por entonces al término municipal de La Canonja, empieza a barajarse en las mentes de los especuladores del suelo como el lugar idóneo para el asentamiento de un fuerte contingente de mano de obra asalariada procedente de la inmigración, muy próximo al incipiente Polígono Industrial Municipal (Entrevías), hacia finales de la década de los 50. A esta situación estratégica, hay que añadir el inconveniente que supusieron las fuertes heladas de febrero de 1956, que bajaron la cotización de unos terrenos ya de por sí escasamente productivos.



Tan prometedor se presenta el panorama, que el Ayuntamiento de La Canonja, a principios de 1960, aprueba el Plan Parcial de Ordenación Urbana del barrio de Bonavista, presentado por uno de sus principales promotores, Adolfo Bertrán, personaje omnipresente en este tipo de proyectos en la época. Sin más trámites que éstos, La Canonja inicia una etapa de concesión indiscriminada de licencias de construcción, contabilizándose a finales de 1960 un total de 26 viviendas construidas, con una población de 134 habitantes. Los poderes públicos no tuvieron en cuenta para nada la planificación de infraestructura urbanística del barrio.


Así fue como surgió el embrión del barrio de Bonavista. Su crecimiento durante los tres primeros años fue progresivo, pero no desorbitado. Hacia finales de 1962 se habían construido ya 96 viviendas. Una buena parte de los primeros pobladores, como atestigua el padrón Municipal de La Canonja de 1961, estaba residiendo en la ciudad de Tarragona, en Torreforta o en las chabolas del Francolí, Entrevías y Parcelas Tuset, aunque la mayoría procedía del sur.


En 1963, Adolfo Bertrán, como mandatario verbal y en representación autorizada de los demás propietarios de tierras y parcelas de la barriada de Bonavista, presenta una propuesta de parcelación al Ayuntamiento de La Canonja. En ella, se ratifica la oferta gratuita de los terrenos viales hecha con anterioridad y se propone a cambio el dispensar al Ayuntamiento de atender a los servicios correspondientes de agua, luz, etc., para que sean realizados a medida que las construcciones levantadas hagan imprescindible la necesidad de ser atendidos. El Ayuntamiento de La Canonja acuerda, por unanimidad, no autorizar este proyecto particular de urbanización, porque no reúne los requisitos que determina la Ley sobre Régimen del Suelo y Ordenación Urbana, aunque lo acepta como anteproyecto con efectos administrativos internos preparatorios para la redacción del correspondiente proyecto definitivo. A nivel práctico, esta decisión se traduce en un continuismo de la política municipal: No tener en cuenta para nada el equipamiento de los servicios mínimos, como el agua potable, el alumbrado público y el alcantarillado.


A mediados de 1964 empiezan las obras del gigantesco complejo petroquímico que comprenderá las plantas de IQA y de Dow Unquinesa. Como consecuencia de ello, se produce un fuerte incremento del número de inmigrados del campo andaluz y extremeño, que al tener parientes o conocidos en el barrio acuden a instalarse en él. Al dispararse la demanda de solares para la autoconstrucción de viviendas unifamiliares, aumenta considerablemente la especulación del suelo. A finales de este año, el censo de Bonavista se acerca a los 2.000 habitantes, de los que una buena parte es población infantil: hay unos 900 niños menores de 14 años. El «Diario Español», además de dar escasa cuenta de un fenómeno sociológico tan injusto (como es la aparición de un nuevo barrio sin planificación alguna, ni ayudas, ni subvenciones) falsea la realidad minimizando su magnitud demográfica, cuando escribe: «más de trescientas personas viven allí», el 7 de agosto de 1964.


Ante la progresiva adquisición de terrenos del término municipal de La Canonja para la instalación de empresas en el Polígono Industrial de Tarragona, va cobrando cuerpo el proyecto de fusión de los dos municipios. A mediados de 1964, el Consejo de Ministros aprueba la anexión del municipio de La Canonja al de Tarragona. En el Memorándum donde se recogen las condiciones favorables que exige La Canonja para acceder a dicha anexión, se estipula que: «La Barriada de Buenavista, que se halla separada del núcleo urbano de La Canonja y sus edificaciones lindantes con el término municipal de Tarragona, serán incluidas en el proyectado polígono residencial «Campo Claro» de Tarragona». La incertidumbre volvía a cernirse sobre el futuro del barrio de Bonavista. Como el tiempo se encargaría de demostrar, el aludido polígono «Campo Claro», del que se venía hablando con triunfalismo desde principios de la década y que ahora se presentaba como panacea para los problemas innumerables de Bonavista, no se empezó a construir hasta catorce años después.



EXTRAIDO DE LA WEB - http://www.bonavistanet.com/

¡BIENVENIDA!

En estas fiestas de Navidad, superadas las reuniones familiares, los excesos culinarios y los frio invernales, el amigo invisible, las cenas de empresa, para los que aún sigan currando, y la lucha por conseguir los buenos propósitos, conseguimos reunirnos un grupo de amigos, vecinos y ex vecinos del barrio.

Fue un momento especial, cuantos recuerdos y muy grata la compañía. Como siempre ha salido el tema de lo bien que estaba el barrio anteriormente, y la desventaja con respecto a otros barrios. La dejadez de los políticos y la falta de cariño propio de las nuevas generaciones. Pero al mismo tiempo sacamos a relucir, las luchas para conseguir cosas, el orgullo que sentíamos por nuestro amado barrio, la genuidad. ¿Alguien ha dicho alguna vez que aquello de que no nos hace falta salir del barrio, que lo tenemos todo?.

Por eso este blog ha nacido. Somos un grupito de amigos, y amigas, que queremos recordar cosas, acercar a todos los vecinos del barrio, intercambiar fotografías. Buscaremos en nuestros orígenes, transcurriremos por el paso del tiempo, viendo cómo hemos crecido. Indagando en nuestras instituciones, viendo cómo crece todo y todos, y echando en falta a aquellas personas que ya no están entre nosotros. Acercando a los nuevos vecinos a nuestra historia, a nuestro carácter que hemos marcado con el paso de los años.

Un blog que estará abierto a todos y en el que podremos participar. Nos hará más grandes, y podremos gritar a todo el mundo, que Bonavista es mucho más que un mercadillo.